Las turbinas eólicas
generalmente no producen emisiones directas de CO2; sin embargo, existen varios
impactos ambientales asociados con su fabricación, instalación y etapas de
final de vida. Para que la energía eólica continúe produciendo una cantidad cada
vez mayor de energía, se deben realizar mejoras en estas áreas para maximizar
la sostenibilidad. La etapa final de vida será cada vez más importante en las
próximas décadas, ya que se puede esperar que un rápido aumento en las tasas de
instalación asociado a la eólica marina y un aumento igualmente rápido en las
tasas de desmantelamiento a medida que las turbinas lleguen al final de su vida
útil operativa de 20 a 25 años.